¿Se puede vincular el nombre de BolÃvar a la creación y funcionamiento de las conferencias interamericanas, a la obra realizada por ellas y, en general, a lo que se ha llamado el sistema interamericano?
Habiéndose debido la iniciativa de dichas conferencias a los Estados Unidos de América y en particular al Departamento de Estado, el panamericanismo se consideró durante mucho tiempo como una acción polÃtica de Norteamérica, y aún despierta recelos por ese aspecto.
¿Cómo entonces ligar el nombre de BolÃvar al Panamericanismo o sistema interamericano?
Es cierto que correspondió a Washington la iniciativa de la celebración de las conferencias citadas; pero la idea de tales reuniones entre todos los PaÃses de América, como resultado de un conjunto de intereses e ideales comunes, ya existÃa y era la idea bolivariana.
Es evidente que la convocatoria norteaméricana no abarcaba todas las finalidades perseguidas por BolÃvar. Mas por la fuerza mismo de las cosas, las reuniones de los representantes de los paÃses americanos y las instituciones que de ellas fueron surgiendo,tuvieron que buscar su inspiración en los ideales que BolÃvar habÃa proclamado, en palabras de elocuencia y belleza sin par; en los ideales que BolÃvar habÃa pretendido realizar en el curso de su vida y en el Congreso de Panamá. El mérito insigne del gran hombre consiste en haber tenido la visión anticipada de ellos, en haberlos preconizado antes de que el Continente se dieran cuenta de su necesidad.BolÃvar, en su época,comprendió mejor que la generalidad de sus contemporáneos, las ventajas de la unidad americana.
Emancipación latinoamericana
Cuando nuestras naciones surgieron a la vida independiente no tuvieron una conciencia neta de esa unidad: los Estados Unidos miraron con simpatÃa la emancipación latinoamericana,
pero no consideraron que podrÃan ligarse a ésta; las naciones latino-americanas, por su parte, llegaron a la vida independiente con una decidida vocación por la división, por el fraccionamiento, por la formación de muchos Estados. Sólo BolÃvar vio claro, sólo él comprendió, que el continente deberÃa unificarse. Que estaban aislado lo demostró el hecho de la falta de ratificación del Tratado de Panamá y el fracaso de la eventual reunión de Tacubaya, entre los mismos signatarios de aquél. Ese es el hecho histórico que no puede discutirse. Pero también la realidad histórica enseña que BolÃvar tenÃa razón, a tal punto que, luego, los paÃses americanos han tratado de rectificar el error cometido, y de llegar, tras pertinaces esfuerzos, a la meta prevista por BolÃvar.
Resultados de la visión bolivariana
Naturalmente, todavÃa falta mucho para que las ideas de BolÃvar reciban una realización completa, más el camino ya recorrido es grande, lo alcanzado es bastante.La visión bolivariana fue de tal magnitud que lo que se ha hecho ha recibido en gran parte su inspiración y lo que falta por hacer encuentra en ella amplia justificación.Es cierto que BolÃvar no fue el único en esbozar los planes de una confederación americana; varios americanos se preocuparon por esa iniciativa; principalmente el hondureño Cecilio del Valle. Pero se trataba de proyectos más o menos teóricos, de escritos en que la imaginación tenÃa gran participación, de opiniones individuales que no habiendo tenido en su tiempo la resonancia que merecÃan, han sido mejor conocidas por la posterioridad. El caso de BolÃvar es otro. En BolÃvar se trata de una idea que dominó su vida y sus actividades. Para él la emancipación de las colonias españolas de América deberÃa ser seguida de la tentativa de unidad, inclusive con las antiguas colonias portuguesas e inglesas. Y eso no era un plan retórico: si lo expuso constantemente en forma brillante, en todo momento trabajó por llevarlo a cabo.Toda la fuerza de su voluntad estuvo siempre al servicio de ese plan. Es el caso, por tanto, del hombre de Estado que concibe una nueva organización internacional y pone su empeño en convertirla en realidad. Para ello se necesita guerras, transformación de Estados, luchas diplomáticas, labor sostenida de los gobiernos. BolÃvar aúna todos esos medios para obtener la finalidad apetecida.
La continuidad de sus pensamientos es asombrosa y su tenacidad única.
Tres documentos de diferentes años nos lo prueban enfáticamente, más que largas exposiciones: en septiembre de 1815, exiliado en Jamaica, ya habla de la reunión que ha de verificarse en Panamá y dice:»¡Qué bello serÃa que el istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el Corinto para los griegos! ¡Ojalá algún dÃa tengamos la fortuna de instalar allà un augusto congreso, de los representantes de las repúblicas… a tratar de discutir de los altos intereses de la paz y de la guerra!». En 1818, en plena guerra, en carta a don MartÃn de Pueyrredón , jefe del gobierno de Buenos Aires, le habla «del Pacto Americano que formando de tosas nuestras repúblicas un cuerpo polÃtico, presente la América al mundo con un aspecto de majestad y de grandeza sin ejemplo…».En 1824, el mismo dÃa de su llegada a Lima, en medio de innumerables preocupaciones de orden militar y polÃtico, redacta su famosa circular de convocatoria.
Además de esto, hay que recordar que uno de los primeros actos internacionales del gobierno de Colombia fue la designación de don JoaquÃn Mosquera como plenipotenciario ante los gobiernos del Perú, Chile, Buenos Aires, con el fin de obtener la celebración de tratados de Unión, Liga y Confederación.En las instrucciones dadas al Sr.Mosquera se define la polÃtica que define la polÃtica de Colombia, o sea la de BolÃvar, en términos que merecen recogerse.»Esta Confederación -dicen las instrucciones- no debe formarse simplemente sobre los principios de una alianza ordinaria para ofensa y defensa…; es necesario que la nuestra sea una sociedad de naciones hermanas, separadas por ahora y en el ejercicio de su soberanÃa por el curso de los acontecimientos humanos, pero unidas, fuertes y poderosas para sostenerse contra las agresiones del poder extranjero…».
Sociedad de naciones hermanas
En primer lugar, se habla de «sociedad de naciones hermanas», la misma voz empleada, en parte, más de un siglo después, para la asociación universal. ValdrÃa decir: sociedad de naciones americanas, tÃtulo más exacto y menos prosaico que el actual de Organización de los Estados Americanos.Se afirma también que no se trata de una simple alianza. Esto reviste singular interés. Porque las instrucciones, lo que desean es un pacto de seguridad colectiva, diferente de las antiguas alianzas. Esos pactos de seguridad colectiva, que son una manifestación del derecho moderno, tienen, pues, su puesto en la iniciativa de 1822.La asociación debe defender a sus miembros de la agresiones de un poder extranjero. Es, por una parte, el principio de la solidaridad americana, hoy básico de la polÃtica continental; es, por otra parte, el principio de la defensa de la integridad e independencia de los Estados, que es caracterÃstica esencial de las asociaciones mundiales, como las Naciones Unidas.
BolÃvar precursor de la asociación americana
Finalmente, las instrucciones destacan que cada Estado conserva el ejercicio propio de su soberanÃa . Es también la actual concepción panamericana y mundial. Los Estados miembros se unen; conservan su soberanÃa, pueden limitarla en ciertos aspectos en favor de un pronunciamiento colectivo o de una acción conjunta de la asociación, pero los fines de ésta no afectan la personalidad jurÃdica de los diversos Estados sino por el contrario tienden a garantizar su existencia, y a hacer su independencia y derechos fundamentales.Estas instrucciones confirman la tesis de que a BolÃvar le corresponde con justicia el tÃtulo de precursor de la asociación americana, y aun de la asociación universal.Siempre, por todas partes, aparecen avasalladoras, la visión profética, las concepciones fundamentales, el pensamiento generoso y la ideologÃa internacional nobilÃsima y audaz de BolÃvar dominando el panorama de este hemisferio.