Bravo muchacho

Por: Dr. Osvaldo Paz y Miño J.
VICEPRESIDENTE ACADEMIA OLIMPICA DEL ECUADOR

J EFFERSON PÉREZ EN ESTA OCASIÓN ha impregnado su piel de Campeonato Mundial. Este Ecuatoriano único e irrepetible, ha podido con todo y con todos. Se ha batido en la vida y en las competencias deportivas con absoluta pureza de procedimientos, con magnifica técnica, con irreductible dignidad, con tesón inclaudicable, con sacrificios elevados a niveles heroicos y con una personalidad indomable. Un campeón de campeones. Un sabio practicante de la Filosofía y Principios del Olimpismo dentro y fuera de las pistas.

Si, así como se lee. Un hombre formado y apoyado por la Escuela Olímpica de vida, ha logrado un Nuevo título universal. Su nombre y ejemplo son referencia necesaria para el crecimiento de la humanidad. Es por lo tanto patrimonio de ella y nacido en esta tierra.

Jefferson Pérez y sus gestas estas sí autenticas, han de quedar registradas en el tiempo y en espacio como símbolos de identidad nacional. Este Cuencano mundial ha de recibir de su pueblo, lo que solo el pueblo sabe dar: amor, gratitud y reconocimiento.

El Gobierno que ha mantenido un raro mutis sobre los importantes triunfos de los atletas enviados por el Comité Olímpico Ecuatoriano a los Juegos Panamericanos por fin, ahora, se ha pronunciado sobre uno de ellos, para anunciar que se declarara Héroe Nacional, será Deportivo, al marchista Cuencano, lo que nos parece atinado, aunque creemos que junto a la lírica declaración habrá de añadirse un aporte económico sustancioso para el atleta. Que las condecoraciones no son digeribles para el estomago. Son recuerdos y testimonios, pero no son comestibles. Ni se aseguraran la vida material de un hombre que ha cumplido por la Patria tanto, pero tanto más que cualquier ministro de ocasión, que quiera ponerse laureles ajenos.

Macte nova virtue, pues; sic itur ad astra. Bravo muchacho, por tu joven coraje; es así que se llega a los astros.