El Estatuto de Oposición

Por: Dr. Gustavo Araujo Rocha –
Dr. Francisco Morales Gómez
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E NTRE LOS DERECHOS POLÍTICOS DE GRAN IMPORTANCIA para mejorar la salud democrática del pueblo ecuatoriano se encuentra instituido en el artículo 117 de la Constitución Política de la República, el siguiente: «Oposición crítica.- Los partidos y movimientos políticos que no participen del gobierno, tendrán plenas garantías para ejercer, dentro de la Constitución y la ley, una oposición crítica, y proponer alternativas sobre políticas gubernamentales. La ley regulará este derecho». Desgraciadamente, a pesar de existir un proyecto de ley, Estatuto de la Oposición, éste, duerme el sueño de los justos en algún escritorio o archivo legislativo. Seguramente, hoy, que los honorables legisladores se aprestan a la reelección dejarán sin tratamiento y dejarán de herencia, su tratamiento, a los diputados que vaya a escoger el pueblo ecuatoriano en los comicios del 20 de octubre próximo. De esta manera se ha privado a los sujetos políticos de ejercitar este derecho a la oposición. Tal vez a ninguno de ellos les interesa presentar alternativas razonables conducentes a coadyuvar la gobernabilidad del gobierno de turno.

¿Qué es el Estatuto de Oposición?

El Estatuto de la Oposición es un proyecto de ley que bajo el amparo del mandato constitucional del artículo 117, debe normar los ámbitos en los cuales debe ejercerse este derecho. Es el mecanismo más civilizado y democrático para expresar la oposición a un régimen, a los actos de un gobierno. Se instituye jurídicamente el principio de la oposición legítima en el orden político, doctrinario e ideológico y se otorgar cauces eficaces para desarrollar su acción, en cuyo campo de libertad y tolerancia se puedan presentar, debatir y discutir tesis que permitan enrrumbar acciones del gobierno, mediante alternativas maduras y reales. Mediante el Estatuto de la Oposición se debe institucionalizar el diálogo como único mecanismo de conciliación de las fuerzas políticas en pugna y, en donde los Poderes del Estado establezcan puentes permanentes con los partidos políticos y movimientos de oposición para encontrar nuevas y mejores formas de atender los justos requerimientos de sus electores. Ya debe quedar atrás, sepultada en épocas oscuras de la historia nacional, la práctica escolástica y maquiavélica en donde la oposición debía saborear la represión, la tortura, el destierro, la cárcel y hasta la muerte como respuesta única del gobierno en contra de la oposición, procurando desaparecerla a cualesquier precio. Esta es la diferencia sustancial del régimen de derecho y democrático con los sistemas de facto, dictatoriales o seudo – democráticos, que por décadas gobernaron nuestro país. En esta tarea, deben participar todos los organismos sociales y políticos, los medios de comunicación y todas las fuerzas políticas para que se convierta en una práctica cotidiana y permanente del convivir social del pueblo ecuatoriano. La vieja práctica dialéctica del antiguo pueblo griego se podría hacer una realidad palpable en el Ecuador al inicio del siglo XXI.

¿Quiénes pueden hacer uso de la oposición?

Reconociendo el régimen de partidos políticos vigente dentro de la estructura jurídica del Estado, la disposición constitucional invocada, faculta a los partidos políticos y movimientos independientes legalmente reconocidos por el Tribunal Supremo Electoral, como los únicos sujetos en capacidad de presentar su oposición crítica al Gobierno, y fundamentar su oposición con alternativas programáticas, con planes concretos que permitan reorientar la acción de los poderes del Estado. Esta disposición constitucional a nuestro criterio debería ampliarse a otros organismos sociales, gremiales, profesionales y de todo orden; pues, no solamente las organizaciones políticas registradas en el máximo organismo rector del sufragio, pueden tener el amparo tutelar de la Constitución para el ejercicio de este derecho, toda vez que, los actos que ejecute el Gobierno no solamente afectan a los intereses, objetivos y proyectos de las organizaciones políticas -entiéndase como principios doctrinarios- también afectan a sectores importantes de la producción, educación, salud, transporte, etc. Estos sectores sociales estarían limitados a pedir el apadrinamiento de los partidos políticos y movimientos para que su voz de oposición se escuche, para fundamentar alternativas reales a los actos gubernamentales, para poder vigilar su ejecución y fiscalizarlos. Entonces, las preguntas que nos asaltan, son: ¿Los partidos políticos y movimientos de independientes tienen la legitimidad para representar a toda la sociedad ecuatoriana? ¿Serán interlocutores válidos y legítimos de los auténticos intereses nacionales o representan a reducidos grupos de poder?

Elementos de la Oposición

En la tarea de ofrecer oposición al gobierno, no solamente como instrumento saludable y hasta necesario de gobernabilidad, obviamente debe ser fundamentada atendiendo varios elementos iniciales, por supuesto dejando a salvo la iniciativa privativa de quienes puedan ejercer este derecho. A nuestro criterio deben atenderse los siguientes elementos:

1.- Respecto de la conducta pública de los máximos representantes de las Funciones Ejecutiva, Legislativa y Judicial, además de otros organismos del sector público. Entendiéndose como la actitud de respeto, ponderación y servicio que deben presentar permanentemente a la ciudadanía, denunciando cualesquier acto reñido con la moral pública; este recurso de oposición en nuestros días sería de gran utilidad, para sanear el Congreso de actitudes grotescas que se hacen públicas y distorcionan la imagen del país, deteriorando la moral pública y asegurando la reproducción de la misma en la juventud, quienes pueden considerar como norma de conducta tolerable la que observan en sus máximos dirigentes.

2.- Cuando no exista un Plan de Gobierno General que oriente las acciones del mandatario y de los órganos del poder público. Este elemento es vital para las próximas elecciones que se efectuarán el 20 de Octubre. El pueblo ecuatoriano debe ir madurando políticamente, debe empezar a analizar los programas de gobierno que presenten los candidatos a Presidente y Vicepresidente de la República, los parlamentarios Andinos y diputados al Congreso Nacional, ya no debe permitir que lo manipulen desde los mensajes subliminales de la televisión; de las ofertas descabelladas sin financiamiento e irreales, tampoco puede ser fruto de la intoxicación perentoria de un día de farra, con camisetas y llaveros. Debemos dar un paso adelante, analicemos que nos ofrecen, como quieren cambiar el país, como crear fuentes de trabajo, como elevar la producción, como mejorar la balanza comercial y de pagos, como pretenden desarrollar una educación técnica ajustada a las necesidades reales del país, de la subregión, del mercado mundial, sobre el Plan Colombia, la agobiante deuda externa, etc., etc. Usted paciente y querido lector, puede empezar enumerando los aspectos trascendentales de la vida nacional que deben constar en los programas de gobierno de los candidatos y le aseguro que le faltarán páginas para completarlas. No importa si son nuevos o viejos los candidatos, lo que queremos son ideas y ejecuciones nuevas y transparentes, sin el lodo fétido de la corrupción.

3.- Otro de los aspectos que fundamenta la oposición, radica en el incumplimiento del Programa de Gobierno, en caso de haberlo. Aquí se vota por quien corre mejor, por quien baila y canta aunque desafinado; por quien llora, por quien antes fue diputado, concejal, alcalde o sobresalió en los programas animados de televisión. Nunca hemos votado por quien ofrece un Programa de Gobierno coherente, real, factible, financiado, alternativo y siembre las raíces profundas de Proyectos de Estado permanentes, que no cambien de rumbo en forma improvisada cada cuatro años que asume el nuevo mandatario y, ¡seguimos sin brújula!, ¡sin carta de navegación! Esta es una irresponsabilidad que no debemos permitir más, todos los ecuatorianos.

Las divergencias de orden ideológicas y doctrinarias por ser de naturaleza subjetiva tienen limitaciones, pero sin embargo, podrían fundamentarse en el proceso de oposición, como otro elemento de fundamentación y demanda de cumplimiento.

La horfandad que padece el pueblo ecuatoriano al no existir la correspondiente ley que norme el procedimiento, instancias y elementos sustantivos y adjetivos que permitan hacer uso de este derecho político; debe ser la primera tarea que deben implementar los partidos políticos y de los movimientos independientes como primer paso para institucionalizar el diálogo nacional por los más caros objetivos del pueblo ecuatoriano.