Eloy Alfaro creador del Estado moderno y libertador de la mujer

Por: Dr. Bayardo Moreno Piedrahita

E L 5 DE JUNIO DE 1895 ES LA FECHA HISTÓTICA de mayor trascendencia para nuestra Patria, porque en ella se firma la partida de nacimiento del Estado moderno, con las bases y fundamentos jurídicos y sociales que institucionalizan al Ecuador, bajo el imperio del constitucionalismo y las corrientes filosóficas de la Revolución Francesa.

Libertad, igualda y fraternidad

Los principios de libertad, igualdad y fraternidad que inspiraron a la Revolución Francesa, sepultaron el absolutismo monárquico y sembraron las semillas del nuevo Estado y de la nueva estructura social, pese a la oposición enraizada de los reaccionarios y conservadores, que hasta ahora no han cedido el poder político al pueblo, su verdadero titular.
Francia es el semillero de las nuevas ideas de la libertad que se propagaron por el mundo, a través de los principios fundamentales del constitucionalismo moderno, consagrados como una necesidad vital en la declaración de los derechos del hombre, la nueva realidad social y la aspiración de constituir una sociedad mas justa.
En algunos países las ideas de libertad, igualdad y fraternidad germinaron inmediatamente, pero en otros como en el Ecuador fue necesario el paso de más de un siglo desde la proclama de la Revolución Francesa, para imponer esas ideas básicas, como principios fundamentales de la norma suprema del Estado y de la vida.

Grandes conquistas del ¨Viejo Luchador¨

Esa gran transformación en el Ecuador culmina el 5 de junio de 1895 con el triunfo de Eloy Alfaro y la corriente filosófica de la libertad, extendida por el mundo con la que el Ecuador se afianza como una verdadera República, porque en verdad con ella se entrega el poder político al pueblo, aunque no en forma definitiva, debido a que los grupos dominantes del poder económico no dejaron de regir los destinos del Estado, hasta la actualidad y porque siguen siendo dueños, amos y señores del 99% de los bienes materiales y aún de la conciencia y el alma de grandes mayorías, aunque en menor escala, de las que tuvieron antes de las grandes conquistas del Viejo Luchador.

Los derechos de las mujeres

Sin duda alguna, entre otras conquistas, Alfaro alcanza la reivindicación definitiva de los derechos de la mujer, que hasta esa época había sido considerada como un ser inferior, apta únicamente para los menesteres domésticos.
Alfaro libertó a la mujer y le dio toda posibilidad para estudiar y acceder a la administración pública. Exigió que la sociedad la respete y la reconozca el derecho de vivir en igualdad de condiciones con el hombre.
Desde esa gesta libertaria, la mujer es considerada como símbolo de la dignidad, con los mismos derechos que el hombre, para alcanzar su plena realización y conquistar sus sueños.
El sentido de solidaridad humana y respeto que puso Eloy Alfaro en favor de la mujer no tiene parangón en la Historia de la República. Eso no se volverá a repetir jamás; Alfaro dignificó a la mujer sacándole de las garras de la sumisión y la barbarie con que fue tratada en otros tiempos, antes de su advenimiento. El constituye un rayo de luz en la noche obscura del trato social de la mujer en el Ecuador, durante la República y en épocas pasadas. Es el faro luminoso con que la Revolución Ecuatoriana alumbrará a la mujer hasta el confín de los siglos.
Lamentablemente, la mujer ecuatoriana aún desconoce el valor histórico, político y social del ideal Alfarista y por eso en el pasado, ni en el momento actual con que se han cumplido CIEN AÑOS DE ESTA GRAN REVOLUCION ECUATORIANA, no han rendido el homenaje de admiración, respeto y gratitud, en el altar de la Patria, a su Libertador. Un monumento de oro sería poco para pagar el tributo que se merece este prohombre de la Patria.

Respeto y gratitud eterna

Al igual que la liberación de la mujer, el ferrocarril, el Colegio Mejía, el Colegio Juan Montalvo, el Colegio Manuela Cañizares, la separación de la Iglesia y del Estado, El Registro civil, el divorcio, la Institución del Sufragio, la Institución de las Fuerzas Armadas, la defensa de la soberanía nacional y muchas conquistas más, en verdad constituyen la suprema realización de las aspiraciones Alfaristas, que aún nos miran como mudos testigos, de la obra vivificante y edificadora del gran apóstol y mártir de la democracia y de la libertad.
El respeto y la gratitud eterna no sólo es deuda de la mujer, sino de todos los ecuatorianos y de los hombres libres del mundo.
Las aspiraciones del imperio de Alfaro que aún no han sido logradas, debemos alcanzarlas como homenaje al gran redentor de la Patria y como símbolo de la Libertad y de la Unidad Nacional del Ecuador que nos legó. Ese debe ser el mejor tributo a este visionario Genial, más que los ditirambos y los discursos demagógicos. Conducta que jamás amó.