Historia, regionalismo y quiebra de la unión nacional

Por: Dr. Bayardo Moreno Piedrahita

E L LIBERTADOR SIMÓN José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, el 17 de diciembre de 1819 dictó la Ley Fundamental de la República de Colombia, para cristalizar el ideal de crear «La Gran Colombia». Lamentablemente este ideal se frustró por el egoísmo y la ambición de caudillos regionalistas, derrumbándose así la esperanza de uno de los más grandes visionarios de América.
Sin ninguna idea original, el territorio de «La Gran Colombia» se dividió en tres Repúblicas y posteriormente en cuatro. Con el paso del tiempo el territorio de cada País se hizo pedazos, como consecuencia del interés regionalista de algunos políticos de la época de la independencia.

Nacimiento del Ecuador

El 13 de mayo de 1830 en la Universidad de Quito, «los notables» del Distrito del Sur decidieron formar un nuevo Estado con el nombre de «Ecuador», que trajo desde Europa, Carlos María La Condamine, sin sospechar que con él, bautizaría a nuestra Patria. Así la Gran República de Bolívar sólo quedo para la historia, en los Estados que decidieron los caudillos regionalistas de: Colombia, Venezuela, Panamá y Ecuador.
El término francés «Ecuateur», significa geográficamente, la tierra por donde pasa una línea imaginaria trascendental, inventada para quienes gobernaban el viejo continente, no se perdieran en el reparto de la economía del mundo y de los pueblos poco desarrollados.

Los departamentos de Quito, Guayaquil y Cuenca

En su inicio, el Estado Ecuatoriano se formó con los departamentos de Quito, Guayaquil y Cuenca, encargándose el mando al General Juan José Flores, de origen venezolano, quien convocó a una Asamblea Constituyente en la ciudad de Riobamba, el 14 de agosto de 1830, en la que se dictó la Primera Constitución de la República, haciéndose constar como territorio del nuevo Estado, el espacio físico que constituyó el Reino de Quito; un gobierno popular electivo, alterno y responsable y un poder político dividido en: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. La elección del Presidente de la República se encargó al Congreso, para que el propio General Juan José Flores sea nombrado el Primer Presidente del nuevo Estado.

El Estado de Quito

En verdad a los «notables» del Departamento del Sur de la Gran Colombia, se les había enraizado el espíritu regionalista que mantenían por tradición y el esclavismo a todo lo europeo; por eso no se llamó al naciente País «Estado de Quito», o cualquier otro nombre que le hubiese correspondido por ancestro, tradición y por historia, para no mancillar nuestra identidad nacional, desde su nacimiento. Este es un error que no ha perdonado la historia, como no perdonará el hecho de haber entregado la cuna de la patria a un extranjero, para que sea mecida sin el afecto paternal, que podía sentir solo un hijo de sus seno.

Vientos regionalistas y separatistas

Como la historia y los pueblos no se detienen, el territorio del Ecuador, no se fraccionó en provincias, cantones y parroquias, en base a las cuatro regiones naturales, accidentes geográficos, étnicos y físicos, sino en base a intereses políticos.
Lamentablemente, después de la Independencia del Ecuador, a lo largo y ancho de su historia han soplado vientos regionalistas y separatistas, como ocurre en estos días, con la Provincia del Guayas, inspirado en negras ambiciones políticas de caciques y caudillos que han pretendido destruir el Estado ecuatoriano, con el membrete de políticos. Ventajosamente la quiebra de la unidad nacional no se ha dado, gracias a la Providencia Divina y al talento de prohombres de gran conciencia cívica, que han podido salvar de las innumerables crisis en las que ha sido sumergido el Ecuador, por el germen maldito del regionalismo disociador.En la vida republicana, no han faltado los seudos caciques que han anhelado formar de cada parroquia, una provincia y de cada provincia, una república independiente, para invertirse de poderes omnímodos, con el pretexto de salvar a una región olvidada del Gobierno Central.
Los regionalistas argumentan que existe una mala distribución de la riqueza y el olvido del Poder Central para determinadas regiones y provincias, pero no toman en cuenta que son ellos los responsables de la debacle económica, el aparecer como Alcaldes, Prefectos, Diputados y de todo lo que pueden, olvidándose que para alcanzar esas dignidades, no exhibieron planes y programas completos de trabajo, ni fuentes de financiamiento, por desconocimiento de la geografía, la historia, la economía, las costumbres, las tradiciones y las aspiraciones de sus pueblos.

Quebrantadores de la unidad

Algunos regionalistas quebrantadores de la unidad nacional y de la historia, nunca han comprendido la realidad ecuatoriana porque desconocen los conceptos elementales de la administración pública. Si alguna idea tuviesen, admitirían que la división territorial significa un considerable crecimiento del aparato administrativo y burocrático y, una inflación de presupuesto, en medio de una producción que no camina en el País.
Es un mal conocido que el presupuesto económico con que cuentan algunas provincias, cantones y parroquias es insignificante y que les obliga a trajinar en forma permanente ante las autoridades del Banco Central, Banco del Estado, Ministerio de Finanzas, en donde aparecen como clientes morosos en busca del amparo y protección sin aprovechar sus propios recursos. No se puede dividir una región de la patria, para sumergirla en la pobreza, como a un pordiosero. Esa conducta es un delito de esa humanidad.

Políticos regionalistas

El Ecuador ya se ha dividido demasiado y los aventureros de la política continúa cabalgando en busca de riquezas, honores y poder, con una sed insaciable de alcanzar su bienestar personal, amparándose en el Congreso Nacional y en la miseria moral de unos tránsfugas y frustrados que fingen de políticos, cuya conducta infecta y contamina las normas de la democracia.

La Unidad Nacional debe ser un Evangelio en el Ecuador

El fraccionamiento del planeta tierra, sus continentes y sus naciones, han creado pobreza, desconcierto, discordia, guerra, historia y nosotros presenciamos esa dura realidad.
América del Sur no ha podido unirse, a diferencia de América del Norte. La sentencia del Libertador Bolívar se ha cumplido ‘Los Estados Unidos de América del Norte dominarán y gobernarán a los Estados desunidos de América del Sur.
Esa verdad amarga conocen los regionalistas, sin embargo su interés personal es incontenible y no escatiman recurso alguno hasta con su ambición, pese al daño que ocasionan al País. Los átomos se unen y forman las molécula, esa unidad estructura la materia. De la materia se ha formado la Tierra y los Estados. No debemos desintegrar lo maravilloso y perfecto que Dios por medio de las leyes naturales ha creado para beneficio de todos. La Unidad Nacional debe ser un Evangelio en el Ecuador o dentro de poco seremos víctimas del peso del regionalismo y jamás podremos unir a nuestra Patria en el altar sagrado del progreso.