Importancia médico legal de la Autopsia

L A IMPORTANCIA MÉDICO LEGAL de la autopsia con frecuencia es de tal evidencia que no necesita ser destacada, permitiendo por ejemplo: diferenciar un homicidio de un suicidio o accidente (del trabajo) y contribuyendo, por tanto, al cumplimiento de una importante función social. En estos mismos casos, la autopsia, merced a las particularidades de las lesiones comprobadas en el cadáver puede proporcionar datos importantes que constituyan el esclarecimiento de las circunstancias en que tuvo lugar el hecho, e incluso el desenmascaramiento de un criminal.
Es también evidente la importancia de su práctica -que un sujeto fallece sin asistencia médica o en circunstancias sospechosas, cuando nada permitía prever un fatal desenlace- dada la posibilidad de muertes violentas que no se manifiestan al exterior por ningún fenómeno llamativo, que sucede en la mayoría de intoxicaciones, ciertas asfixias e incluso traumatismos (muerte por inhibición) a veces insignificantes.
Pero incluso en casos en que la causa de la muerte parece bien evidente, especialmente en muertos por caídas, atropellos y, muy particularmente, en los accidentes mortales del trabajo, la práctica de la autopsia es de importancia excepcional. En muchas ocasiones la caída de un andamio ha sido provocada por un síncope o un vértigo, etc. En los atropellos es de interés comprobar el estado de los sentidos, en especial de la vista y oídos, y en toda clase de autopsias valorar los traumatismos observados, por una parte, y los eventuales procesos patológicos que puedan comprobarse en el cadáver, por otra.

Datos necesarios para el diagnóstico

Por eso observamos en la práctica de una autopsia que el perito procura recoger todos los datos necesarios para integrar el diagnóstico de la causa de la muerte y, además, todas aquellas particularidades de las lesiones que presenta el cadáver que en cada caso puedan servir para ilustrar a los tribunales de justicia.

Variados problemas

Los problemas que pueden plantearse delante de una autopsia son extremadamente variados, por cuyo motivo en una ojeada de conjunto no es posible abarcar todas las posibilidades de que puedan ofrecerse . Nos limitaremos, pues, a exponer las características más frecuentes observadas en los textos que tratan la materia, ya que carecemos de la práctica suficiente en que basar nuestra opinión.

Diferenciación del suicidio, homicidio y accidente.

Constituye un problema importantísimo que en una buena parte compete al médico legista y cuya resolución suele obtenerse mediante el estudio cuidadoso de múltiples datos. Mencionaremos primeramente, lo que se obtiene examinando el lugar de los hechos y, entre ellos, en especial, las señales de desorden, tales como muebles desplazados de su sitio habitual, volcados o rotos, traduciendo lucha y, en consecuencia, homicidio. indicios interesantes pueden proporcionar las manchas de todo género y, principalmente, los regueros de sangre que se apartan del lugar en que se encuentra el cadáver, las impresiones de toda clase, especialmente si son sanguinolentas, los palos, fragmentos de objetos y sobre todo armas, sin que la presencia de éstas, aunque pueda comprobarse que produjeron las lesiones halladas en el cadáver, demuestre que se trata de un suicidio, excepto en el caso de que la empuñe la mano de la víctima en virtud de un espasmo cadavérico verdadero, siempre que la localización de las lesiones no sea incompatible con el suicidio.

Definición de la autopsia

En nuestros estudios del ramo de medicina legal se nos ha demostrado que el Código de Procedimiento Penal en un concepto restringido de autopsia al definir como: «Será practicada por dichos peritos de manera prolija y abriendo las tres cavidades del cadáver. En su informe los peritos deberán expresar el estado de cada una de ellas y las causas evidentes o probables de la muerte, el día y la hora presumibles de la misma, así como el instrumento que pudo haber sido utilizado». Porque la autopsia en una concepción amplia comprende dos grandes operaciones: el examen interno y el examen externo del cadáver.

El examen interno

Que consiste en la apertura del cadáver, no puede ser realizado sino por un médico legista o de ciudad, esto es, por un facultativo. En cambio, el examen externo no requiere la presencia forzosa de una autopsia, y un funcionario de policía con su experiencia profesional y con algunos conocimientos teóricos puede ser un eficaz colaborador del médico legalista para su diagnóstico y, por ende, de la justicia.

El examen externo

En efecto, el examen externo, siguiendo la letra del citado Código, comienza por: «la descripción circunstancial del lugar, postura en que se encontró el cadáver, el número de heridas o señales exteriores de violencias y partes del cuerpo en que las tenía, el vestigio y efectos que se hallaren, los instrumentos o armas contratadas y de que se haya podido hacer uso, y la conformidad de su forma y dimensiones con las heridas y señales de violencia». Naturalmente que un perito del laboratorio técnico o un médico está investido de mayor autoridad para valorizar todas las circunstancias; pero a falta de técnicos y especialistas, lo que por lo general ocurre fuera de Quito, siendo más frecuente que las muertes de personas en hechos delictuosos tengan por escenario los fondos rurales, caseríos, aldeas y parajes abandonados de todo auxilio médico, puede que sea obligada la intervención del Oficial de Policía.

Datos importantes

Las pruebas que puede ofrecer el teatro del suceso, la posibilidad del cadáver y las circunstancias que rodean el hecho, quedarán entregados a la apreciación del funcionario de policía, el cual debe aguzar sus cinco sentidos para captar todo lo que puede ser útil a la investigación, fijando especialmente su atención en el fallecido, observando los fenómenos cadavéricos para poder establecer la cronología de la muerte, las lesiones externas y los signos de violencia en sus ropas. Su éxito, su acierto en es esta labor, dependerá de su experiencia personal, pero más que nada los conocimientos de medicina legal y criminalística que posea el oficial investigador y también en las ciudades grandes de nuestro país, el señor Juez de lo Penal, que debe de tener conocimientos suficientes para poder realizar las correspondientes investigaciones del caso.
El examen del cadáver puede, también, proporcionar otros datos importantes. En primer lugar, ciertos géneros de muerte son más propios del suicidio o el accidente que del homicidio, como por ejemplo la precipitación de altura, el atropello, el ahorcamiento, la intoxicación con cáusticos. En cambio, las heridas con instrumentos punzantes, cortantes y contundentes son generalmente de origen homicida. El suicidio, valiéndose de los mismos medios, no suele observarse más que en enajenados.

Es muy característico del suicidio

La asociación de lesiones por diversas causas, tales como heridas incisas en las flexuras articulares, ingestión de un cáustico, ahorcamiento o degollación.
En cuanto a las heridas por instrumentos cortantes o arma de fuego, pueden obedecer a suicidio, accidente u homicidio. Pero los suicidas para herirse, tienen puntos de elección, que para las heridas incisas son el cuello (degollación) y las flexuras articulares, en especial las del codo y la muñeca; para las heridas por arma de fuego son las sienes, la boca, el mentón y la región precordial.

Las lesiones homicidas

Suelen ser más numerosas y menos circunscritas, apreciándose frecuentemente lesiones abdominales o en la espalda, en puntos inaccesibles para el suicida. Si la víctima presenta varias lesiones, y por medio de la autopsia es posible demostrar que al producirse alguna de ellas ya estaba muerto, se trata evidentemente de un homicidio.

El suicida

Antes de herirse, suele apartar las ropas que cubren la región en que piensa asentarse el golpe, precaución que, no toma el homicida. El orden o destrozo de la ropa, así como la presencia de lesiones de defensa, abogará en favor del homicidio.
La coexistencia de varias heridas mortales, aunque es más propia del homicidio, no excluye de la posibilidad del suicidio, pues una herida mortal de necesidad puede permitir una supervivencia suficiente para que el sujeto vuelva a herirse, especialmente con armas de fuego. Los textos de medicina legal citan casos verdaderamente fantásticos de suicidas que se han disparado varios tiros mortales contra el cráneo.

En los caso de lesiones por arma de fuego

Podrá ser de importancia decisiva la determinación de la distancia que tuvo lugar el disparo. Esta será siempre corta en el suicidio, quedando éste prácticamente excluído en los disparos a larga distancia. El ennegrecimiento o las lesiones en la mano del cadáver, consistente generalmente en escoriaciones entre el pulgar y el índice, por el retroceso del arma, son excelentes signos en favor del suicidio.
Pero en las heridas mortales con arma de fuego es la autopsia la que nos da la última palabra para resolver si el disparo ha sido hecho a corta o larga distancia. La mancha negra al rededor de la herida o en la ropa, los granos de pólvora no deflagrada en las mismas o que circundan el orificio de entrada del proyectil, que producen el llamado tatuaje, son signos evidentes de que el disparo ha sido hecho a «quema ropa». Pero hay algo más importante aún, es la comparación del orificio de entrada y el de salida, que sirven para establecer la trayectoria de la bala que puede determinar la dirección y ángulo de disparo.
Además, cabe aquí destacar que no siempre es fácil determinar el orificio de entrada y de salida de la bala, tanto más para el inexperto, problema que sólo puede resolver el médico examinando el cuerpo de la víctima durante la autopsia. Por lo general, el orificio de entrada es más pequeño que el de salida, y presenta a su alrededor el llamado anillo de contusión. Mas en los disparos con el arma tocando o apoyada en el cuerpo, la regla es al reves, el orificio de entrada es o suele ser enorme, con fractura y destrucción ósea cuando es en el cráneo, y el orificio de salida o es un pequeño o no existe, debido a que la bala amenudo queda alojada en el interior. En estos casos la autopsia aclarará las dudas.

En cuanto a la degollación

En el suicida el corte suele ser de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha (en los zurdos al reves), y la mano que empuñó el arma deberá estar manchada de sangre. Es frecuente observar junto al corte principal otros superficiales, debidos generalmente, a una indecisión inicial del sujeto.

Diferenciación de las heridas producidas antes y después .

A fin de poder determinar el mismo que se ha usado para causar la lesión es menester el estudio del trauma, porque éste suele revelar el agente empleado, excluyendo las heridas por armas de fuego, que dejan huellas típicas e inconfundibles con armas blancas.
La atenta observación del perito que practica la autopsia demostrará que la lesión ha sido causada por un objeto cortante, punzante o contundente, antecedente que puede servir para la identificación del arma que ocacionó la herida.
Pero el aspecto médico-legal que cobra mayor interés en el estudio de las lesiones que presenta un cadáver es determinar si se piensa en la frecuencia con que un sujeto asesinado es arrojado después de gran altura o colocado sobre una vía ferrocarril para que quede destrozado, con el objeto de hacer pensar en un suicidio. Así, por ejemplo, si un cadáver presenta varias heridas por arma de fuego o blanca, y mediante la autopsia es posible demostrar que alguna de ellas se produjo estando muerto el sujeto, no puede hablarse de suicidio.
El problema no existe cuando la herida ha sido producida bastante tiempo antes, pues en tal caso existe siempre fenómenos reaccionales tales como inflamación, supuración, iniciación del proceso de cicatrización, que testimonian con toda evidencia su carácter vital. El mismo valor tiene para las equimosis sus características cambios de coloración.
Si la herida ha sido inferida inmediatamente o muy poco antes de la muerte, el problema puede ser de solución delicada. No obstante, incluso en estos casos no habrá dificultad si se encuentran en el cadáver lesiones que pueden solucionarse con una respiración o una circulación en actividad, como son la aspiración de sangre en los alvéolos pulmonares, dando lugar aun moteado negruzca característico de los pulmones. Queda así de manifiesto la importancia de la autopsia judicial, de cuya colaboración ningún tribunal puede prescindir sin caer en errores, a veces irreparables.

Las Equimosis.

Son de gran importancia médico-legal, ya que su colaboración proporcina datos para calcular el tiempo que datan, y por su forma, tamaño y situación puede permitir importantes deducciones acerca del agente causal. En general, los objetos contundentes, cualquiera que sea su forma, tiende a producir equimosis de forma más o menos redondeada. En los casos de precipitación de altura y atropello por vehículo, suelen comprobarse numerosas equimosis redondeadas o irregulares en diversas partes del cuerpo, separadas por amplios espacios de piel sana, Son muy características las equimosis alargadas, casi paralelas entre sí, producidas por objetos contundentes alargadas, como látigos, varillas, y localizadas principalmente en la espalda, hombros y nalgas.
Merecen también señalarse las equimosis peribucales en las asfixias por sofocación, las servicales en los casos de estrangulación, y las localizadas en los muslos, principalmente en los casos de atentados al pudor. Sumamente características son las bandas equimóticas producidas por el paso de la rueda de un vehículo sobre un cuerpo dispuesta más o menos transversalmente en el tronco o miembros y acompañadas de grandes destrozos internos.
En los casos de asfixias mecánicas principalmente, pro también en casos de muertes súbitas o repentinas, pueden observarse equimosis en la frente, cuello, mucosa conjuntival y muy a menudo, especialmente en los ahorcados en las extremidades, particularmente en las inferiores, en las paredes torácicas son muy características estas equimosis cuando la muerte se debe a asfixias por compresión del tórax.
En cuanto a las relaciones entre su coloración y el tiempo de que datan, pueden dimitirse como datos medios para la esquimosis muy superficiales y quienes los médicos legistas dicen que son, de color azul hacia el tercer día, verde del quinto al sexto, amarillo del sexto al octavo, y desaparecen completamente al décimo al duodécimo día. Las subcutáneas persisten más tiempo, hasta veinticinco días, y las que traducen derrames profundos, fracturas óseas por ejemplo, pueden ser visibles todavía a los sesenta días. En cambio, las conjuntivales conservan siempre el color rojo hasta su desaparición.
La variabilidad de la coloración coincide con la opinión de técnicos en la materia y más difundidos entre nosotros.

Excoriaciones, Erosiones o Desolladuras

Con estos nombres se a de entender que la lesión es superficial, que ha habido sólo alteración de la epidermis producida por un fuerte roce que deja en descubierto la dermis, la «carne viva», hablando en lenguaje vulgar.
Su valor médico-legal puede equipararse al de la equimosis, a las que acompañan frecuentemente. Esta asociación se encuentra a menudo en los casos de sofocación y estrangulación por la mano, pudiendo ser sumamente características, por presentar una forma semilunar que reproduce la del agente causal (uñas). Lo mismo puede observarse en los muslos en los casos de violación. En los atropellos por carruajes pueden observarse excoriaciones en diversas partes del cuerpo muy típicas de esta clase de accidentes cuando presentan un aspecto estriado como consecuencia del arrastramiento de la víctima por el suelo. Aspecto parecido puede ofrecer las desolladuras en los casos de precipitación de alturas, cuando el cuerpo rozó contra alguna saliente dura o rocosa antes de caer al plan, por ejemplo.