La cadena perpetua

Dr. Bayardo Moreno-Piedrahita

S ON LOS PRESOS, SUMARIADOS O SENTENCIADOS , quienes en un gran porcentaje (80% de los recluidos en las cárceles) se encuentran involucrados en el trámite y/o ejecución de penas, basados en el Procedimiento Penal, quienes sufren la odisea del embate denigrante de una administración de justicia plagada de corrupción institucional.

Fuerte Sacudón

La Reforma al Código Penal, intenta introducir la Cadena Perpetua, para el delito de Secuestro, acogiendo en buena parte el clamor de casi todos sectores del país, que han sentido un fuerte sacudón con la perpetración de un delito que en otros lados del continente está muy en boga.

Involucrados en el trámite

A pesar de que no merecería más reflexión que la de aspirar a que se frene este flagelo, no es menos cierto que corresponde hacer otro tipo de análisis y reflexión partiendo desde el punto de vista de quienes están involucrados en el trámite y/o ejecución de penas, basados en el Procedimiento Penal, como son los presos, sumariados o sentenciados, quienes en un gran porcentaje (80% de los recluidos en las cárceles) sufren la odisea del embate denigrante de una administración de justicia plagada de corrupción institucional, que desvía minuto a minuto el cauce de una correcta aplicación a las normas legales, llegando en buena parte a fallar de acuerdo al interés del acusador, que por lo general son personas e Instituciones que compran con sumas importantes de dinero la sentencia; que en algunos casos por no decir en un gran porcentaje, a costa de la inconsciencia y otros valores que se comercializan en ese mercado negro de la justicia.
Es inquietante el saber que se ha aprobado esta nueva pena, precisamente cuando:
a) Las principales funciones del Estado, incluyendo la Jurisdiccional se encuentran en el más grande entredicho y descrédito de los últimos tiempos;
b) Cuando un naciente «sistema de rehabilitación» ni siquiera ha llegado a despegar y peor aún a cumplir con alguno de los objetivos enunciados en sus justificativos de existencia;
c) Cuando recién se comenzaba a comprender que la cárcel no alentaba ninguna posibilidad de rehabilitación del interno de las causas mayores y que requieren de mayor atención;
d) Cuando los encargados de administrar justicia, son las personas menos idóneas para cumplir su papel, dado su alto grado de descomposición; dejando que la conclusión hable por sí sola; en el sentido de que unos delincuentes están juzgando y/o sentenciando a los inocentes o, a otros delincuentes, rompiendo en forma brutal el sostén de las esencias de una sociedad, encargadas en las manos limpias de jueces y administrativos de justicia.
e) Cuando precisamente al calor de una desventurada camarilla de vividores del juego justicioso, se consuman las más demenciales y escalofriantes «estrategias» de retardo y demora de las «diligencias» y resoluciones con el fin de tener más tiempo encarcelado al inocente, aunque se viole la Ley; convirtiéndose en los secuestradores de oficio, amparados por la misma Ley;
f) Cuando el Palacio de «Justicia», a más de haberse convertido en el comedor politiquero, de los apetitos más detestables del ser humano; se ha convertido en una agencia de venganzas y rencores entre acusados y acusadores; quedando en la peor sospecha los dictámenes de quienes ya no tienen ninguna credibilidad.
Es innegable este cuestionario y será interesante el saber si es que si por un lado se «endurece la mano», cuáles son las medidas de la contra-parte como por ejemplo para rehacer daños y perjuicios a los que inocentemente han sido encarcelados y/o sentenciados, sabiendo que en última instancia hasta eso califican (desde luego a tono con el demandante) los jueces, que ya no tienen a su haber la Autoridad que les diera nuestro país y su Constitución?.