LA CONDUCTA ANTISOCIAL Y LA DETERMINACIÓN DE LOS CRIMINALES

Autor: Abg. José Sebastián Cornejo Aguiar

Introducción

Para el
desarrollo de este aspecto, es necesario partir entendiendo, quiénes son los
criminales o al menos cual es el arquetipo del delincuente, que podría decirse
que a nivel bíblico sería Caín, por cuanto asesinó a su hermano estando
consciente de que iba a realizar tal acto y atentar contra la integridad de la
vida de éste, denotando que se dio un acto que hoy en día seria llamado delito
y entendido como aquel acto típico antijurídico y culpable, por contravenir la
integridad física del prójimo, constituyéndose la materialidad del hecho
criminal debidamente comprobaba, para lo cual es necesario la presencia de una
sanción penal, que variara acorde al
tiempo y al grado de indignación moral causado en cada época en donde el pensar
de la población es muy diverso y variado.

Como señalaba
Roger W. Sperry ?En un mundo con tantas
amenazas y hasta bajo el peligro de extinción, la sobrevivencia cualitativa del
hombre se convierte en una prioridad moral fundamental en nuestros tiempos. Y
nada de esto quita la veneración a las fuerzas cósmicas que gobiernan el
universo y crearon al hombre
? (TIEGHI, 2004).

Concepciones doctrinarias sobre la criminalidad

Sin duda esta
frase, dada por Roger W. Sperry, se
refería a los caracteres y tendencias adquiridas, así como al respeto de las
reglas sociales, que devienen u ocasionan efectos como el error de la coacción,
del mal mayor, la responsabilidad penal, sea esta o no causa de una
inculpabilidad, que deviene en la relación con los actos voluntarios e
involuntarios, que en algunos casos pueden ser derivaciones de la ira o el
deseo llegando a causar una perversión en lo que denominaremos como dictamen
racional, el mismo que estipula la manera de obrar justamente mediante la
aplicación voluntaria del carácter moral, por necesidad o un principio de
acción interna en el cual de ser un mal mayor y más doloroso nos conlleva a
ponderar una hipótesis mental antes de la ejecución del acto, en la cual se
podría demarcar la preexistencia de una coacción proveniente de nuestro entorno
social, la misma que ha dado una naturaleza a la acción del acto mediante la
aplicación de ciertos filtros mentales que denominaremos como amor, valores,
ignorancia, que nos permitirán dar una clasificación de los criminales que
según Osvaldo N. Tieghi. En su obra Criminalidad ?Ciencia, filosofía y
prevención? entiende como las causas, por las que el hombre puede ser llamado
malo y en virtud de las cuales podemos clasificar la conducta desviada, no
menos que la delictiva, siempre que los actos conduzcan dentro de la variabilidad de las costumbres
temporo espaciales entre los cuales se
ubican:

1.
El vicio: Se entiende como la delincuencia habitual, en donde la
criminalidad se da por aprendizaje subcultural y por aprendizaje sociocultural.

2.
La Incontinencia: Producida por desborde emocional
como la ira, la pasión concupiscente, en donde los criminales son emocionales o
pasionales.

3.
La Bestialidad: Por enfermedad, locura, deformaciones o hábitos.

4.
Desenfreno: Entendido como el libertinaje o licencia, perdida de la
razón moral y totalmente carentes de culpa y remordimiento.

Es decir al ser
estos factores predominantes, que influyen además como aprendizaje subcultural
y sociocultural, podemos darnos cuenta que existe un gran vacío en el
tratamiento de los caracteres de la conducta antisocial, para poder denotar una
clasificación de los criminales, adecuada ya que en tal sentido la psicología
de la conducta, la biosociología y la propia criminología, no han determinado aún aspectos determinantes
de la conducta humana que como menciona
Richard E. Mayer ?Sin lugar a dudas,
ninguna psicología humana estará completa hasta que no se aborden estos tres
componentes(conducta, cognición, afectividad) y sus relaciones entre s
í? (MAYER, 1991).

Que para Benigno
Di Tulio se entiende ?(?) Si bien siendo la actividad y el comportamiento
individual influenciados, siempre, tanto más, tanto menos, intensamente, o
propiamente por tales fuerzas instintivas, que por su masa energética, tienden
continuamente a superar la barrera de la conciencia y de la voluntad, quedando firmes tales
barreras.

Es por ello que
el propio dinamismo de las tendencias instintivas, determina que no existe
ninguna posibilidad de desarrollo de actividades criminosas.

Es así que para
la gran masa de los individuos, es precisamente tarea de la educación limitar
el dinamismo originario de tales impulsos instintivos fundamentales y modificar
su contenido prevalentemente egoísta, según las exigencias de la vida social,
favoreciendo además el más alto desarrollo de aquellos que son los instintos
derivativos o secundarios. (TULLIO, 1950).

En definitiva
parecería que el incremento de la violencia,
es directamente proporcional con los adelantos de la civilización, pero
lo cierto es que existe una violencia generalizada, enraizada en los cuerpos
sociales, en donde el placer produce un desborde emocional, que puede interpolarse en conceptos como belleza y
justicia, que permitan alcanzar a todos la felicidad, no de idénticas formas ya
que eso sería una quimera pero si lograr, que de algún modo disminuya la vida
viciosa, las conductas antisociales, la criminalidad e incluso ayude a
sobreponer y dar solución a conflictos entre partes y conflictos internos,
impidiendo así que se produzca una bifurcación en patrones netamente violentos
que no traen nada de bueno consigo, sino más bien vienen acompañados de
sanciones punitivas que incluso privan la libertad de los individuos así como
su goce pleno y efectivo de derechos consagrados.

Esto para Marco
Tulio, es entendido como si ?(?) Los
hombres no virtuosos, equivocados como están, cuando se han apoderado de algo
que les parece útil, enseguida lo separan de lo honesto. De aquí proceden los
puñales, los venenos; aquí se originan los falsos testamentos, los hurtos, los
robos públicos de dinero, las depredaciones y los saqueos de los socios y los
ciudadanos; de aquí las ambiciones de riquezas inmensas, del poder insoportable
y finalmente, también en los pueblos libres, la pasión por la tiranía, que es
la más horrible y vergonzosa que pueda imaginarse. Ven las ganancias que
consiguen por el error de sus mentes, pero no ven el castigo, no me refiero al
de las leyes, que tantas veces logran eludir, sino al de la misma torpeza, que
es durísimo.? (CICERON, 1989)
.

Factores influyentes en la criminalidad

De esto se puede
entender claramente la existencia de desvirtuaciones, que impiden delimitar un
carácter formal y univoco para plantear parámetros de corrección en virtud de
lograr una esperanza en la sociedad, que no busque corromper lo que toca sino
más bien, quiera construir ya sea planteando consejos o sanciones un remedio
adecuado para generar una utilidad pública, en donde el criminal se sienta a
gusto y no genere más sentimientos de ira, odio o venganza.

Esto lo
lograremos solo si realizamos un estudio más pormenorizado de algunos factores
que influyen directamente en la criminalidad los mismos que Szabo menciona son:

a)
La aportación del medio al sujeto conformado por bienes
materiales y morales asegurados principalmente por los padres e indirectamente
por la sociedad, en la medida en que ésta suple los esfuerzos o incumplimientos
de aquellos;

b)
La aportación del sujeto al medio con que contribuye a
las esperanzas del grupo;

c)
Las aspiraciones del sujeto acerca de los bienes
materiales y los espirituales, tratándose de la remuneración, del afecto, la
valorización del éxito;

d)
Las exigencias del medio para con el joven, es decir sus
aspiraciones personales;

e)
La insuficiencia de gratificación del sujeto por el medio;

f)
La ausencia de reciprocidad percibida y vivida entre la
sociedad y el sujeto;

g)
Las exigencias demasiado grandes del medio;

h)
La poca gratificación del joven en el sentimiento de
injusticia;

i)
La baja general de la calidad de los intercambios con el
medio, y;

j)
La preponderancia de los vínculos gratificantes con
sujetos o grupos en desacuerdo. (SZABO, 1980, págs. 44-49)

Concluyendo de esta manera, que no podemos
olvidarnos, que una política social no va a cambiar de la noche a la mañana ya
que existen sentimientos y visiones arraigadas como por ejemplo la de que el
hombre es malo, aunque sea capaz, en determinadas condiciones de dar lo mejor
de sí mismo, o la de la existencia del bien y del mal, o del aumento del bien
por un lado sin aumentar el mal por el otro ya que no se pueden esperar
resultados más benéficos o más dañinos.

Abg. José Sebastián Cornejo Aguiar.

Abogado, graduado de la Universidad Internacional
Sek

Correo: scor1719 @hotmail.com