Por: Dr. Bayardo Moreno Piedrahita
Movimiento Académico de Abogados Progresistas

F ILOSÓFICAMENTE EL DEFENSOR DEL PUEBLO es el abogado que defiende los intereses de la comunidad. La Ley de Defensoría del Pueblo dice textualmente que ladoctrinas modernas de la Ciencia Política y el Derecho Constitucional han creado la figura del Defensor del Pueblo como el órgano idóneo para a promoción, tutela y defensa de los derechos humanos universalmente, sean individuales y colectivos, con la finalidad de fortalecer mediante recursos y procedimientos la protección de tales derechos.
Una de las conquistas sociales de la sociedad civil, se encuentra consagrada en el Art. 96 de la Constitución Política del Estado de 1998, que expresamente crea un Defensor del Pueblo, con jurisdicción nacional, para promover y patrocinar las garantías de los derechos consagrados en la Norma Suprema, con autonomía económica y administrativa, fuero e inmunidad en los términos prescritos por la Ley; es decir, con plena capacidad para asumir aún la defensa de toda manifestación popular masiva que reclame justicia, para lograr por lo menos la subsistencia, en medio de la incertidumbre y limitación de derechos, como ocurre en la práctica.
Por tal razón la labor del Defensor del Pueblo no puede limitarse al simple papel de mediador con la intensión de buscar solución a pequeños reclamos en contados minutos u horas de conciliación y arbitraje, sino a la defensa auténtica y perseverante de los grandes problemas sociales generados por la mala administración del Estado a través del Ejecutivo; la paupérrima elaboración de leyes en el Congreso Nacional y la pésima prestación del servicio judicial y administración de justicia a cargo de la Función Judicial.

Papel del Defensor del Pueblo

El papel del Defensor del Pueblo no solo debe encaminarse a investigar los duros y graves problemas sociales que agobian a la comunidad civil, sino a poner también en práctica verdaderas campañas de defensa educativa, de la índole que fuere, para enseñar a movilizar las neuronas del pensamiento que le permitan al ser humano individual y colectivo alcanzar su legítima defensa, igualmente en forma personal o en grupo, en un mismo nivel superior, en el que cometen las agresiones, los que actúan al margen de la Ley o trafican con el peculado, la concusión, el tráfico de influencias, como instrumentos de corrupción; es decir, cooperar para que el poder político, económico y social se ajuste a los cambios que necesita una sociedad que se debate en el desempleo, pobreza e inseguridad.
El Art. 96 de la Constitución Política del Estado dice que: «Habrá un Defensor del Pueblo para promover y patrocinar el Habeas Corpus y la Acción de Amparo de las personas que lo requieran; Defender y excitar la observancia de los derechos fundamentales que esta constitución garantiza, observar la calidad de los servicios públicos y ejercer los demás funciones que le asigne la Ley»; pero en la realidad la presencia de este Defensor que debe ser como el adalid, ángel de la guarda, escudero insigne, guardaespaldas y pararrayo del pueblo, como se menoscabada por la vigencia de una Ley de Defensoría del Pueblo blanda y falta de poder coercitivo, que en vez de defender al pueblo, dueño y soberano de la vida,
riquezas, bienes y recursos, lo intimida y coacciona, con normas jurídicas indolentes y tibias, que dan la apariencia de servir para mantener el complot en el país de los que viven al margen de la Ley; y, el Defensor del Pueblo, sin mayores atribuciones y deberes, tambaleando en su gestión, porque en verdad con la Ley actual, no está en mayor capacidad de defender los intereses del pueblo, sino más bien para ser una especie de figura decorativa. La pregunta es obvia: entonces para que existe el Defensor del Pueblo?. En verdad hace falta una reforma constitucional y legal.

Ejes centrales

El titular de la Defensoría del Pueblo sin más excusas y argumentos, debe ser el eje central que está presente las 24 horas del día y los 365 días del año, para opinar sobre la aprobación de la Ley y su promulgación, para impedir que se dicten leyes que perjudiquen a las grandes mayorías del país, sobre todo a los sectores humildes y aún a la gente de poder económico, que pudo amasar lícitamente, una fortuna.
En consecuencia, el Defensor del Pueblo debe intervenir y estar presente en todas las actividades, momentos y rincones de la Patria y se encuentra un pueblo ecuatoriano, por cualquier razón. Esto es, atento a lo que sucede en los siguientes aspectos fundamentales: creación y derogación de impuestos; luchar cuando el Ejecutivo pone el ejecútese en decretos que alzan el precio del gas y combustibles, transporte, medicina, vivienda, vías de comunicación, servicios telefónicos, etc. etc.; y, cuando el alcalde de cada cantón del país sube en demasía el impuesto predial, el precio de la luz el agua potable, alcantarillado, etc.; y, cuando los mercaderes de la educación elevan las pensiones en los establecimientos particulares; y, cuando algunas iglesias y sectas confunden al pueblo con prácticas disuasivas y falta de optimismo; y, cuando algunos militares y policías abusan de su arma y su uniforme contra la sociedad civil desarmada; y, en fin cuando el gobierno atenta contra los trabajadores en general y burócratas honrados; y, en muchos campos más que resulta largo enumerar.
Lamentablemente el Defensor del Pueblo en la realidad que vive el Ecuador dentro de la administración de justicia, no ha podido ser defensor, guía, y coraza para millones de usuarios que diariamente reclaman el servicio judicial ni para 40.000 abogados que trabajan en el campo del derecho; es decir, no ha podido convertirse en la tabla de salvación para quienes tienen que acudir obligadamente a los órganos judiciales para reclamar sus derechos y para los profesionales abogados, que miran desvanecer su esperanza de una vida mejor por falta de trabajo, con la privatización pésima de la justicia que esta en vigencia.
El titular de la Defensoría del Pueblo, no ha podido hacer nada y ni siquiera ha intentado que el Consejo Nacional de la Judicatura, deje de oprimir a Notarios, Registradores de Propiedad, Registradores Mercantiles, y usuarios en general para que metan las manos en los bolsillos del pueblo y lo exploten, con la finalidad de obtener ingresos económicos, sin retribuir equitativamente con servicios óptimos y efectivos y sin medir las consecuencias que se derivan de los precios muy altos y malos servicios.

El señor Defensor del Pueblo desde que entró en funciones, cada titular en su oportunidad, no tuvo la formación suficiente ni el tiempo para pensar que para defender a las grandes mayorías humildes de la Patria, hay que empezar porque en el país se haga «La gran revolución de la conciencia» para cambiar primero a los dueños del poder político y económico, que a su vez nos ponga al frente de una gran transformación social, en la que antes que nada se respete los derechos humanos de todos.

Características

Las características que deben formar el perfil del Defensor del Pueblo, entre otras deben ser: un líder auténtico de las grandes masas populares que sufren y lloran la desventura de vivir en la miseria, dentro de un país inmensamente rico, en el que los recursos de toda índole se han convertido en monopolio y oligopolio, de propiedad de pocos.
Este personaje no debe ser político ni recomendado de ningún partido, porque las calamidades sociales como el hambre, la desocupación, analfabetismo abatimiento e inseguridad no tienen color de una bandera partidista; y, el espectro de la muerte y la angustia existencial, no tienen lugar definido a la izquierda o a la derecha de las víctimas que agonizan en las mazmorras de la infelicidad social.
Este mismo hombre o mujer, con el galardón de Defensor del Pueblo, debe poseer sobre todo en su interior la convicción de si mismo y un carisma exterior singular de valentía y simpatía; capacidad de persuasión al enemigo, un don de oratoria privilegiada, el amor al estudio y a la búsqueda de las alternativas de solución y muchas virtudes más, que le permitan en cada contienda seguir adelante para enfrentar los problemas, envuelto en un protagonismo muy grande, empapado de las causas y seguido de las multitudes que lo necesitan. Ese mismo, no debe buscar llenarse los bolsillos de dinero, sino llegar a la grandeza humana de inmolarse como lo hicieron: Alfonso Moreno de Bellido en la Revolución de las Alcabalas, Jesús de Nazareth al predicar el mandamiento del amor, Gandhi al predicar su filosofía de paz, Lincoln al defender la manumisión de los esclavos, Bolívar al buscar la libertad y tantos otros más, pero todos por defender al pueblo.
No existe otra justificación para que la Constitución; haya decidido incorporar a este guardián y adalid, para que acompañe día a día al pueblo, a luchar por su subsistencia y el acoso de sus enemigos. Aquel que también sienta que ese pueblo a quien defiende, a su vez sea su aliado y protector personal, por su prestigio, fuerza e influencia moral; que no tenga temor a la cárcel, ni al vituperio peor a la maledicencia.
Ese debe ser el Defensor del Pueblo. Símbolo de la soberanía y la fuerza social. Sí, ese caballero o esa dama, que en el escenario para su designación, se refleja aparentemente, en un número muy alto de candidatos, pero, lamentablemente sujeta su elección a la influencia política y partidista, más no a la seriedad y conciencia que necesita el pueblo en su elección. Que bueno sería que pudiéramos aplicar la enseñanza cristiana «Muchos son los llamados y pocos los escogidos».
El perfil expuesto someramente, en verdad podría considerarse la imagen de la utopía, pero no es así. Lo que si es verdad que en el Ecuador, lamentablemente se han designado Defensores del Pueblo con perfil político, más no con el perfil que necesita la sociedad; y, es por esa razón, que su papel se ha limitado a los paseos, exhibicionismo y vanidad, mas no a defender al pueblo que lo eligió; tal es el caso de las tasas judiciales, cuya demanda de inconstituionalidad presentada por el Movimiento Académico de Abogados Progresistas, el 23 de abril del 2003, hasa ahra sufre el silencio del titular actual, que evidencia la complicidad de las violaciones a los principios y garantías constitucionales, el servicio judicial y los demás problemas de siempre, ante cuyo perjuicio, se ha constituido en un mero espectador o cómplice silencioso, que no ha podido hacer nada por temor o falta de capacidad.
Algunas acepciones, pueden facilitar la comprensión del papel del Defensor del Pueblo en la sociedad civil.

Defender.- Lat. defendere ­ amparar, librar, proteger, mantener, conservar, sostener una cosa contra el dictamen ajeno; vedar, prohibir, impedir, estorbar, abogar, alegar a favor de uno, sostener su derecho , resistir contra el enemigo; salir adelante en algún negocio, empresa o actividad.

«Defender con uñas y dientes».- «Utilizar todos los medios posibles para la propia defensa (Si Ud. se considera pueblo) de los ataques. El pueblo debe ser su defendido.

Legitima defensa.- Repeler una agresión en forma racional, tomando en cuenta el medio empleado.

Defensor.- Latin defensor, soris, igual defensa, amparo, protección.
En derecho se dice defensor al encargado de la defensa de un acusado o de los derechos de una persona. De acuerdo a la Constitución Política de 1998, el Defensor del Pueblo podría definirse como a la persona designada por la Norma Suprema para representar y amparar al pueblo en la lucha de intereses, entre aquellas personas que detentan el poder económico, político y social, que son pocas y la mayoría, que son los débiles y humildes, que no tienen poder de ninguna clase, en los casos que aparecen posiciones incompatibles con la equidad, la justicia y la moral.

Defensoría.- Significa ministerio o ejercicio de defensor.

Pueblo.- Latin populus, que a su vez significa población, villa, lugar, población pequeña, conjunto de personas de un lugar, región o país. Gente común y humilde de un país. Nación, sociedad natural en unidad de territorio.
Estimado lector con estos elementos, usted también puede sacar su propia conclusión.