LA EDUCACIÓN
Política de Estado

Por: Dr. Bayardo Moreno Piedrahita

S I SE CONSIDERA QUE LA EDUCACIÓN es el fundamento del futuro, la obligación del Estado es reestructurar todo el sistema educativo; y, a la vez convertir a la educación en una política de Estado, para establecer un sistema social de aprendizaje con visión al nuevo milenio.
Si no se corrige la educación extraviada, impráctica y falta de autoestima a la persona y se la reemplaza por una educación real, objetiva, ecuatorianizada, dinámica y competitiva a nivel nacional e internacional, Ecuador se rezagará en el próximo siglo, más aún de lo que ya se encuentra.

La madre, el estado y la sociedad

La educación debe comenzar inmediatamente después de la concepción del ser, en el claustro de la madre; pero siempre y cuando el Estado y la sociedad, eduquen y protejan a la madre, debido a que el carácter y el temperamento de la persona se fraguan en los primeros seis años de la vida y ese papel le corresponde a la mujer, coadyuvada por el hombre: propuesta que se encuentra invertida en el Ecuador, porque a la madre, el Estado y la sociedad no la educan ni la protegen, pero irónicamente a ella le entregan la formación de los hijos, sin excepción.

Después de la madre, la educación desde los tres primeros años hasta los doce años de vida debe confiarse a los maestros por vocación más talentosos, que entiendan la pobreza y el hambre que padecen los educandos, víctimas del abuso, o la procedencia de un hogar inestable, que necesitan de una guía para estabilizar su vida física y emocional, antes de comenzar el aprendizaje.

Es una lástima que en el Ecuador, la educación y formación de la niñez en los primeros años de vida escolar se encargue incondicionalmente a los mediocres, inexpertos, fracasados y faltos de vocación, que en vez de elevar el progreso social y la cultura del país, lo han mantenido postrado.
Es que la mediocridad del maestro odia al talento del niño ecuatoriano, que siempre constituye una promesa; por tal razón, deben ser los mejores académicos, la gente con vocación y talento, quienes deben impartir la educación en los primeros años de la vida.

Revolución de la conciencia

Para lograr el gran milagro de la revolución de la conciencia o mental, el maestro debe enseñar a los niños y los padres a sus hijos: «edúcate: es algo que nadie podrá arrebatarte jamás», ni el Estado en impuestos, ni tus propios semejantes.
Una buena educación le permite al hombre mirar al mundo que le rodea, decidir el trabajo que va a optar, donde va ejercer influencia positiva y conocer el campo natural, donde va a organizar su vida.

Un buen sistema educativo, constituye la base para forjar una sólida economía, una nueva fuerza laboral, un entorno de valores éticos y una nueva fisonomía del hombre, capaz de competir en todo el mundo, porque el futuro pertenece únicamente a los que se eduquen bien.

En verdad la riqueza del Ecuador, país con inmensos recursos naturales y gran talento del capital humano, que su gente, lamentablemente no es bien educado y constituye el recurso menos aprovechado, a diferencia de otros países como Japón, que casi sin tener recursos naturales, hoy gobierna la economía mundial; porque aprendieron que la riqueza de su país, es su gente. Así como esa comunidad humana, para salvarnos y desarrollarnos como pueblo, necesitamos un sistema educativo óptimo, para aprender a trabajar con más inteligencia en beneficio de los consumidores y accionistas, sin destruir nuestra riqueza y nuestro capital humano; pero siempre con una fuerza laboral constantemente renovada, para no laborar un día a la semana y descansar los seis, con resultados negativos y desgarradores, como sucede en el Ecuador.

Una nueva educación ordenada y programática, obligará al nuevo ecuatoriano estudiar doscientos cuarenta días en vez de ciento ochenta días, para aprender la continuidad y constancia, en el trabajo, que se necesita para conseguir con mística el objetivo de integrarse a la fuerza laboral, con libre iniciativa, y de esa manera desterrar también la dependencia que tenemos a lo extranjero en todos los aspectos.

Si ese es el reto y desafío que enfrenta el pueblo ecuatoriano, la cruzada nacional es que todos debemos entregar para la educación transformada y positiva el mejor porcentaje de nuestro dinero, nuestro tiempo, nuestra familia, nuestra vida, no sólo con voluntad sino con avidez y pasión; y, a la vez exigir al gobierno de la tendencia que fuere, la entrega de un cuarenta y cinco por ciento del presupuesto nacional del Estado para cumplir con ese objetivo, en forma permanente, hasta que se produzca el cambio.

Transformación nacional

Resulta demasiado importante para el futuro del pueblo ecuatoriano, que en el sistema educativo de transformación nacional, se imprima en el estudiante y en toda la gente, que a más de la fuerza física y mental, la destreza de la comunicación, el entrenamiento especializado, la gramática, las matemáticas, la historia, la geografía, etc., es necesario educarnos, toda la gente desde la niñez hasta la tumba con una sólida y fuerte dosis de valores de la democracia, gobierno y liderazgo, forma de gobierno, estructura del Estado y de las instituciones públicas, a más de hacer hincapié y reforzar los conceptos de grandes virtudes como la humildad, la puntualidad, la confiabilidad, la pulcritud, el amor al trabajo, la sana ambición, la honestidad, la lealtad, la libertad, la justicia, la solidaridad efectiva entre otros, con la mística permanente de que para triunfar en la vida, la mejor herramienta es «aprender a aprender». Con la enseñanza de estos altos valores, es posible que se equilibre y funcione un orden social y al mismo tiempo se forme una economía vigorosa, porque no se puede tolerar una educación sin valores ni conocimiento del sistema político y social en que vivimos; Pero muy especial atención debe ponerse en la enseñanza de la cívica, enfatizando el amor a la Patria, que hasta la generación actual no hemos aprendido y que por eso no la sabemos amar.

La buena educación proporciona a la gente, en el lapso de su vida de estudiantes, la capacidad de llegar a ser más de lo que pensaron que podían ser, porque según el sistema educativo programado y práctico, cada ser aprende a ser triunfador.

El estado de transformación nacional, para optimizar la educación necesita un instituto nacional que permita desarrollar todos nuestros recursos, y no sólo algunos de ellos, porque las consecuencias del desperdicio de nuestro potencial humano son desastrosas y negativas, tomando como premisa fundamental que la gente que se educa hoy, vivirá la mayor parte de su vida en el nuevo milenio y que es necesario que nuestra educación se anticipe al futuro.

En la revolución educacional, se debe forjar al ser humano con la visión de un renacimiento de gente íntegra; y, exigir que la educación universitaria se fundamente en el conocimiento y la investigación estadística y científica de las causas de nuestra pobreza, ignorancia, corrupción y subdesarrollo, con el planeamiento de soluciones prácticas, lejos del academismo teórico y utópico. El ámbito de acción y los resultados del desarrollo de la comprensión e iniciativa individual y colectiva de la educación universitaria, deben constituir los pilares de la solución de los problemas y el desarrollo del país.

La problemática de cada estudiante en el hogar

Uno de los principales problemas que afronta la sociedad es el abandono y la soledad en que se encuentra el hogar ecuatoriano, en el que, ni siquiera existen, las huellas de la unidad familiar, debido a que el hogar tradicional ha desaparecido para dar paso al espectro de un hogar, que ya no existe, en este caso, la propuesta para lograr el cambio con la educación, es que ésta debe empezar más tempranamente en la niñez, con fórmulas claras y precisas sobre la manera de criar, amar, atender y apoyar mejor a los niños más pequeños, para complementar el amor y la educación que les falta en su hogar.

Si el abandono del hogar se produce, debido a que la pobreza obliga a trabajar a padre y madre desde muy temprano hasta las diecisiete horas de cada día sin ninguna alternativa, la mejor solución será planificar la educación del futuro como política de Estado, a fin de que toda escuela del país se abra desde las seis de la mañana hasta las dieciocho horas, empezando por las autoridades y maestros, a fin de que profesores y estudiantes, convivan el mayor tiempo posible, que les permita a los primeros analizar y comprender la problemática de cada estudiante en el hogar; y, antes de iniciar la enseñanza disponga de tiempo para imprimir y cultivar las costumbres de bañarse, tomar un desayuno y solucionaren alguna forma la tensión emocional, para que el estudiante pueda estar en aptitud de captar las enseñanzas; es decir que el maestro de los primeros años de la vida del estudiante debe ser multifacético y obligadamente graduado en psicología.

La gente que se dedique al apostolado de la educación, debe entender que los estudiantes, primero son seres humanos y decentes, olvidándose de las horas drásticas de entrada y salida de los establecimientos educacionales y de las aulas, es decir maestros a tiempo completo.

Recomendaciones

En la ambición de cambiar el área educativa, se vuelve improrrogable la necesidad de eliminar la exagerada burocracia de mando y control del Ministerio de Educación; descentralizar el sistema educativo; delegar más autoridad a las escuelas y ofrecer más opciones a los padres de familia; estimular programas para que los establecimientos educacionales pensionados, patrocinen programas de ayuda económica a los niños que provengan de hogares menesterosos o destruidos por cualquier causa de pobreza, vicio o ausencia de uno de los padres; implantar una educación coordinada, con mayor libertad para que directivos y profesores trabajen conjuntamente con los padres de familia, para la creación de ambientes de aprendizaje y programas de enseñanza más efectivos, a fin de impedir la confusión conceptual, porque en la práctica: el profesor enseña una cosa, el padre otra, la madre otra, la sociedad otra sobre un mismo tema y el escolar capta una muy lejana y distinta, a su manera; la enseñanza obligada de las raíces de nuestro idioma, porque si el estudiante no entiende el significado de las palabras, no puede entender nada y peor aprender; ecuatorianizar la educación sin aislarla de la cultura universal, para aprender primero nuestra historia, geografía, tradiciones, cultura y anhelos, para preparar al hombre ecuatoriano en la solución de sus problemas, sin aislarnos de la cultura universal.

Conclusión

Sin perjuicio de lo manifestado, lo más importante del cambio en el área educativa es modificar la estructura y el sistema actuales. El sistema educativo en el Ecuador es jerárquico. Es como pirámide invertida con la base hacia arriba. En la cima se ubican con muchos privilegios, facultades y poderes, en lujosos lugares de trabajo los dueños de turno del poder político; el presidente y vicepresidente de la república; asesores del gobierno; ministro de educación; legisladores; enseguida, casi con iguales privilegios que los anteriores se ubica la inmensa burocracia del sistema educativo. Por último, sin privilegios y olvidados en la base, arrinconados, se ubican el maestro y los alumnos en una aula de clases destartalada, rústica y abandonada. ¿Qué hace tanta burocracia en medio de una pobre y escuálida educación?. Con los latisueldos de la burocracia educativa se pueden pagar más y mejores sueldos a los maestros, aunque lamentablemente los beneficios presupuestarios para la educación nunca llegan; y, si llegan por casualidad, los últimos en recibir son el maestro y el alumno.
Si se quiere cambiar la educación, debe invertirse el modelo educativo que tenemos. Deshagámonos de la burocracia educativa innecesaria y gastemos más dinero en los maestros.

Ayudémoslos, ellos son los apóstoles de la revolución de del espíritu, mental y de costumbres. Para qué tantos programas drásticos e inconsultos de educación, extraños a la realidad ecuatoriana?. Si mejor sería ampliar el ámbito de acción del maestro, sin restringirle su capacidad de ser creativo, modelador y artífice de las nuevas generaciones.

Caminemos con la idea de transformación nacional, a través de un programa educativo para los niños desamparados, con alimentación, amor y enseñanza, para que el discípulo se sienta amado, especial e importante, porque: «un niño que nunca ha recibido un abrazo, no tiene futuro»; y, para que en una nueva forma de educarse, los jóvenes adultos sean reconocidos como individuos y sientan también, que lo que aprenden es útil para su vida y la sociedad, de la cual forman parte como una pieza de la gran maquinaria social.

Los puntos estratégicos más importantes del cambio en la educación pueden sintetizarse en los siguientes: Cuidado de los niños más pequeños, en donde la pobreza les ha convertido en menos aventajados; impedidos física y psicológicamente, capaz de que la escuela mejore su situación, y no se malogre ese capital humano, en especial en las áreas marginales y rurales; por consiguiente la infancia debe ser la máxima prioridad del Estado