Sentencias y sobreseimientos

Por: Dr. Bernardo Jaramillo Saénz

M IENTRAS POR UN LADO la Constitución de la República en el Art. 192, manifiesta que no se sacrificará la justicia por la sola omisión de formalidades, por otro lado el Art. 4 del Código Penal expresa que en caso de duda en la interpretación de la ley se lo hará en el sentido más favorable al reo y por último se añade que en materia penal no cabe la interpretación extensiva, sino que debe estarse a la letra de la ley. Todas estas expresiones de las cuales los jueces y tribunales hacen uso para dictar sus fallos, olvidando que queda como recurso final para el juez, el principio de la sana crítica, que quiere decir buen criterio, que no es otra cosa que sentido común.

La ley al servicio del hombre

Empero todas estas disposiciones no hacen más que confundir a la ciudadanía, que lo único que mira, son los resultados desde el punto de vista humano, más allá de la terquedad de muchos jueces, en poner el hombre al servicio de la ley en lugar de poner la ley al servicio del hombre. La gran mayoría del pueblo ecuatoriano no acaba de comprender cómo es posible que los jueces y tribunales de lo penal, dicten uno tras otro, sobreseimientos definitivos y sentencias absolutorias para los ex-banqueros, que tanto daño hicieron a todo el país. Los banqueros se enriquecieron con dinero ajeno, pusieron una pequeña cantidad y obtuvieron fabulosas ganancias con el giro del dinero y con el denominado spreet, o sea la diferencia entre la tasa pasiva y la tasa activa, esto es entre la miseria que le pagan de interés al dueño del dinero y el gran interés que le cobran al deudor. Pero más aún, el dinero dejado por los ingenuos ecuatorianos sirvió para que los banqueros se presten entre ellos mismos, mediante la concentración del crédito y mediante la constitución de cientos de empresas fantasmas, que absorvían el dinero de los pequeños ahorristas. De este modo al pequeño ahorrista, siempre se le ha negado un préstamo, diciéndole que no tiene capacidad de crédito o simplemente que están cerradas las operaciones, mientras el gran tramposo siempre ha tenido capacidad de crédito, para endeudarse y luego consolidar sus deudas, o sea una manera ingeniosa que se inventaron los bancos para darle más dinero a los morosos, para que sigan aumentando sus deudas. Todo esto es mala fe, todo es deshonestidad, todo esto es abusar de la bondad de un pueblo demasiado pacífico, que nunca se atrevió a romper las lujosas vidrieras de los edificios bancarios, como lo ha hecho el pueblo argentino.
Después de todo ello, después de generar tremendo dolor y lágrimas, desesperación y suicidio se fueron la mayoría de banqueros al exterior y se fueron llevando hasta los caballos de pura sangre, como el señor Landes que sacó a los cientos de caballos que tenía, en cómodos aviones, para seguirse divirtiendo en el exterior, mientras los ahorristas ecuatorianos, no tenían siquiera para el bus. Después de eso, pocos banqueros han regresado al Ecuador, unos por casualidad y otros por canje con delincuentes peligrosos. Algunos de ellos están presos, pero es aquí en donde surge la paradoja, aquí es donde empieza a funcionar la Justicia, que en nuestro país debería adquirir la denominación de Antijusticia, para que podamos entender mejor este sainete, mediante el cual los jueces y tribunales, integrados por abogados de absoluta honorabilidad, al menos así se autotitulan los jueces, empiezan a encontrar todo tipo de argumentos jurídicos, para demostrar objetivamente, que no existe el delito, que no se ha probado el delito, que el delito fue cometido cuando no existía ley, que el imputado no es el responsable y que en definitiva todos estamos locos, bárbaramente locos, en acusar a los banqueros de impúdicos y malditos, que los banqueros simplemente han sido los hombres más honestos del planeta y que los dineros de los pobres se esfumaron, porque el dinero se evaporó. Estamos en consecuencia ante la nueva teoría económica y jurídica de la «evaporación del dinero», los bancos se cerraron, no le devolvieron el dinero a los ecuatorianos, le devolvieron menos, tarde, mal o nunca, simplemente porque el dinero se «evaporo», más no porque los banqueros hayan sido delincuentes.

Las sagradas formalidades

Estamos locos y seguimos locos mientras observamos la pasmosa calma de los jueces y tribunales de lo penal, que nos demuestran como la justicia se ha sacrificado en absoluto en mérito a las «sagradas» formalidades, sin que importe para nada la sana crítica, peor la conciencia de los jueces, que debe estarle gritando a sus corazones, que atrás de todos los cientos de sofismas, perfectamente elaborados por ellos, está el gran atraco nacional, que permitió que los banqueros aún quebrados, sigan teniendo inmensas fortunas, caballos y automóviles de las mil y una noches, mientras la gente del pueblo se ha vuelto más pobre que antes.

Figuras penales

Tal vez para esto los jueces no tengan la explicación jurídica, pero existe la gran explicación humana, que nos dice que tras todo esto existen delitos, como el robo, el hurto, la estafa, la defraudación, el abuso de confianza y tantas otras figuras típicas penales, con las cuales se debería condenar de por vida a quienes con su poder y su lujo desafían todos los días a los hombres y mujeres de buena voluntad de la dolorida Patria ecuatoriana.
Pero es que los banqueros tienen abogados, abogados extraordinarios, que ganan fortunas por sus defensas, que tienen una inteligencia y una preparación fuera de este mundo, abogados llenos de tanta sabiduría, que hacen que lo negro se convierta en blanco y que el delito se convierta en virtud, abogados que con toda seguridad serán galardonados por el Premio Nobel de la Audacia. Cuánto entristece el alma mirar a estos extraordinarios Abogados, tal vez por ello nos indilguen la calidad de envidiosos, porque no alcanzamos a ganar sus fortunas, pero más allá de todas esas futilezas, creemos firmemente que hay un Dios en los cielos y en la tierra, que sabrá juzgar a todos quienes día a día se burlan de los pobres, se burlan de los humildes, se burlan de un pueblo que la única gran fortuna que tiene es una frente limpia y unas manos fuertes para el trabajo, abiertas y generosas para todos los seres humanos y que no puede entender que la Teoría de la Antijusticia, se haya inaugurado con ocasión de los peculados bancarios.